Me la comía de arriba a abajo

Así se titula, sí. Todavía no he perdido la cabeza… del todo XD El año pasado mi amigo Iñigo Caballero y yo nos animamos a participar en un concurso de ilustración + relato en nuestro querido Botxo. La temática que daba nombre al certamen era «Bilbao, una ciudad de pecado». Esto es lo que se nos ocurrió teniendo en cuenta los pecados y que debía transcurrir en Bilbao. 🙂

Para ver más trabajos de Iñigo Caballero, no dudéis en pasaros por su página de Facebook (https://www.facebook.com/Iñigo-Caballero-Ilustración-y-Cómic-1638120029787978/?fref=ts).
Ahora sí, os dejo el relato para que lo disfrutéis. ¡Un abrazo y gracias por compartir y comentar!


Me la comía de arriba a abajo

            Nunca creí que pudiera ser hipnotizado y de algún modo, creo que esto es lo que debe sentirse cuando lo hipnotizan a uno. Jamás imaginé que sería capaz de olvidar todo cuanto me rodea, incluso el aire que respiro y entra con olor a historia por la estrecha puerta del bar más perdido de las siete calles, como aquí llaman al casco antiguo. Ni siquiera mi padre podría haber augurado que perdería tanto la cabeza en un instante, y él siempre pensó lo peor del menor de sus hijos. Si en este momento alguien introdujera su mano en el bolsillo trasero de mi pantalón, podría hacerse con mi cartera sin yo inmutarme.

            Toda mi atención está en ella, mi cuerpo anhelando el momento en que mis labios se encuentren con el terciopelo que promete ser su tacto. Diría que puedo sentir desde la distancia el aroma que desprende, cada uno de los complejos matices que la conforman. Intento decidir por dónde empezaría, mis manos tiemblan nerviosas, impacientes. Mi boca ha comenzado a segregar saliva debido a la anticipación. Observo a mi alrededor y el miedo a que se me adelante cualquiera de los hombres que me rodean, me hace actuar.

            Son cinco, tal vez seis los pasos que me separan de ella y la alcanzo. Mis ojos deben verse desorbitados, pero no me importa la mirada que percibo en el camarero, no arruinará este momento. Siento que el destino de mi viaje era este, he encontrado lo que vine a buscar. Apoyo el codo de manera casual y silbo con un movimiento de cabeza que muestra toda mi admiración.

-¿Qué te pongo?

-Menuda barra, compañero. ¿Alguna recomendación? Dudo que pueda decidirme por mí mismo.

-Si buscas el sabor de siempre, tengo cazuelitas de la Amama; si te interesa la cocina moderna, el pintxo de foie con esferificaciones de trufa es el más demandado.

-Ponme uno de cada, por favor.

Me la comía de arriba a abajo. ILUSTRACIÓN

 

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