Anoche, mientras era incapaz de conciliar el sueño, me dejé llevar por diferentes blogs en los que se dan consejos para escritores. Sobre todo para esos escritores que han decidido crear un blog a modo de entretenimiento, sistema promocional o lo que sea. Tras enlazar una entrada con otra, no solo fui consciente de todo lo que me queda por aprender, también me entró la risa cuando recordé que, en mis años del colegio, era de las más «pro» en temas de ordenadores e informática y ahora… no sé por dónde me da el aire.
Para mí era evidente, ya antes de leer todas esas listas y consejos, que no podía ponerme a dar consejos sobre cómo crear un blog estupendo, cómo conseguir resultados con eso que llaman SEO y que hasta hace unos meses no había oído en la vida. Pero me entraron unas ganas tremendas de gritar, decir ¿pero por qué tanta complicación? Y como quería desahogarme, y muchas veces para eso escribo, me puse a redactar esta entrada.
Una idea un poco loca y extraña, los de la cuadrilla van a alucinar porque no creo que entiendan a qué me refiero… Pero si este texto llega a algún otro escritor, algo perdido como yo, y quiere desahogarse… ¡Bienvenido sea! De hecho conseguirá que no me sienta tan sola en este mundillo en el que me ha dado por internarme.
Cuando empecé con el blog y decidí qué plantilla quería usar y el título del blog (a día de hoy sé que no es muy adecuado: muy largo y difícil de deletrear), pensé: ¡estupendo! Ahora solo queda ponerse a escribir contenidos y listo. (¡Qué ingenua!) Poco después llegaron los widgets, pluggins y demás y estuve a punto de perder la cabeza por primera vez. Cuando conseguí serenarme, decidí pasar esas cosillas un poco por alto, centrarme en lo que me parecía más importante: escribir. A medida que avanza el tiempo intento ponerme al día (todavía tengo cosas pendientes, la cabecera no me convence desde el día siguiente al que la puse, pero voy a ir resolviendo las cosas por pasos, buscando mis prioridades), leer consejos de bloggers y escritores e intentar aplicarme el cuento. Lo del SEO, algún día lo dominaré, o no, pero no voy a volverme loca otra vez por no conseguirlo al instante.
Por ejemplo, sé que los títulos de «las diez cosas más alucinantes para…» dan muy buenos resultados. Pero, ¿soy la única que no siente que le salgan esos títulos de forma natural? Lo cierto es que el tema de los títulos se me lleva atragantando desde… no sé, de toda la vida. Desde aquella primera canción que compuse a cada una de las entradas de este blog. Y es que yo, que escribo sobre todo relatos, no me veo titulando alguno de ellos como «Las 10 formas de conseguir la felicidad». Sobre todo porque me encantan las historias extrañas y un poco oscuras y decadentes. Aunque, ¿quién sabe? A lo mejor esta entrada tendría más visitas si la titulara «Cinco formas para no volverse loco creando un blog (o que por lo menos no se note)».Pero después me digo a mí misma que no creo que este texto vaya a dar lo que promete semejante título… o tal vez sí. ¡Qué de dudas! Total, que sigo sintiendo que acabaré chiflada. Y aún así, sacando algo de tiempo para escribir (que era la idea que me trajo aquí).

Creo que poco a poco me iré enterando. Mailchimp me tuvo dos tardes enteras tirándome de los pelos y a día de hoy consigo mandar campañas a mis suscriptores. O eso creo. XD
Lo de Twitter, en fin… Creo que he tardado demasiado tiempo en hacerme un perfil. Parece que todo lo que no he hecho antes de los veinte, ¡escapa a mi entendimiento! Con lo buena que era yo en informática. ¡De verdad! Seguro que no lo parece, pero tengo amigas que dan fe de ello (y recuerdo conversaciones telefónicas diciendo: haz clic en diseño y luego…).
Como no todo van a ser quejas, pondré los descubrimientos que he hecho en los últimos meses, por si le sirven a alguien. Mailchimp, una vez le coges el truco, es muy útil y sencillo, se pueden enviar las novedades a una lista de correo y se ahorra tiempo; Canva está genial para crear desde carteles de conciertos hasta cabeceras para blogs (se puede apreciar cuando lo descubrí viendo las fechas de las entradas); es imposible leer y cumplir todos los consejos que hay por ahí (muchos son geniales y algunos se repiten, así que al final te vas quedando con la canción); y que, como en todo, hay que tener paciencia y más paciencia. ¡Cada vez estoy más convencida de que la paciencia es la clave!
Voy a dar por finalizada mi reflexión sobre la creación de blogs y la pérdida de la cordura: esta pequeña muestra de cómo no desesperarte con la puesta a punto de un blog (aunque sea, no del todo). Si le sirve a alguien para, por lo menos, reírse un poco conmigo, genial. De verdad, ¿todo el mundo controla tanto de estas cosas? Yo seguiré investigando, gritándole al ordenador y de ser posible, escribiendo.
Un abrazo para todos los que andan por ahí perdidos como yo. Gracias por leer, comentar o compartir…
Ibone