Historias de oficina para no dormir

Principio de acción y reacción

                El grito se extendió por toda la oficina. El silencio, roto por la voz gutural del hombre más tranquilo de la empresa. Todos los presentes se giraron a tiempo de ver cómo se levantaba y estampaba en la pantalla del ordenador su puño. Toda la inercia de su cuerpo de metro ochenta y cada uno de sus noventa y cinco  kilos impactando de lleno contra la pantalla plana. Durante unos segundos el silencio fue absurdo y sobrenatural. Estado que duró poco, pues al punto regresaron los gritos del empleado y el estruendo de todo tipo de materiales rotos. La furia del hombre había hechizado a sus compañeros, quienes observaban la escena, petrificados. No sabían qué hacer ni dónde meterse. Lo inesperado de aquella actitud había sobrepasado su capacidad de acción. Aguardaban, sin ser conscientes, el momento en el que la cordura regresara a la cabeza más avispada de la oficina. Un ruido, procedente de otra fuente, fue capaz de obtener algún movimiento en los observadores: la puerta del despacho, al fondo, que se abría. El jefe colocó sus gafas sobre el puente de su nariz y miró, con expresión indescifrable, al empleado del mes perdiendo los papeles. El instinto lo llevó a mirar al armario de control de incendios, y no pudo evitar imaginar a aquel hombre a lo American Pshyco. Caminó hacia su puesto bajo la atenta mirada de cada uno de los trabajadores y, agachando la cabeza, comenzó a recoger cada uno de los papeles que el hombre había tirado. Los gritos habían cesado y de fondo se sentían los cuchicheos. El jefe recogió hasta el más pequeño de los trozos que quedaban del ordenador y se puso en pie para encarar la situación.

—Que no vuelva a ocurrir —el empleado sostuvo su mirada. Cuando su superior se volvió para regresar a su despacho, agregó.

—Que no vuelva a ocurrir.

¿Qué os ha parecido este relato? ¿Podría ocurrir en vuestra oficina? Por mucho que penséis que no, os confesaré algo… la realidad supera a la ficción 😉
Estaré encantada de leer vuestros comentarios. ¡Gracias por pasaros!

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